Pasamos el fin de año cerca de A Fonsagrada y qué mejor manera de estrenar el año nuevo que con una ruta de senderismo.

La ruta elegida fue el recorrido del Pequeño Recorrido G-139 «Ruta de Peña Guímara» saliendo de A Veiga de Logares. Cuando la realizamos estaba bien señalizada.

Tal y como viene en la página de turismo de la Xunta, este PR permite llegar a lugares inaccesibles de la Reserva de la Biosfera Río Eo, Oscos e Terras de Burón.

Iniciamos la ruta junto a la iglesia de A Veiga de Logares y siguiendo por carretera en dirección Sur, cogemos un desvío a la derecha que se dirige a Romeán, pequeña aldea abandonada.

Siguiendo el cauce del río Veiga de Logares continuamos por un sendero que con continuas subidas y bajadas, va pegado al río. Esta zona es una de la más bonitas de la ruta puesto que en algunos tramos el río se estrecha formando las llamadas Foces de A Pinguela, donde si el cauce lleva mucho agua se pueden ver pequeñas cascadas.

Terminado ese tramo de río, se sale a una carretera con nada de tráfico que abandonamos poco después tras unos 200/300 metros.

Aquí comienza el tramo más duro de nuestro recorrido, una ascensión en zig zag que no llega al kilómetro pero que salva casi 200 metros de fuerte desnivel.

Tras este fuerte repecho, desembocamos en una pista que nos deja en Vilardíaz. Desde esta aldea, que es el punto más alto del recorrido, se aprecia perfectamente el valle del río que atravesamos por su parte baja.

De Vilardíaz volvemos a descender valle abajo por otro bonito sendero entre el bosque que nos lleva a La iglesia de San Martín de Robledo y poco después, otra vez a la orilla del río.

Resta remontar su cauce, primero hasta Romeán y luego a A Veiga de Logares por carretera, cerrando así nuestro circuito.

Nos pareció una ruta muy interesante y con muchos atractivos, como los saltos que forma el río, los impresionantes bosques que se atraviesan, y las, por desgracia abandonadas, aldeas. Se hace durilla por las continuas subidas y bajadas, cortas eso sí, de la parte pegada al río. También, en el sentido que nosotros lo hicimos, está el muro que sube hasta Vilardíaz en continuas zetas.

A pesar de lo dicho, trotamos por donde pudimos y la mayor parte del tiempo, caminamos disfrutando del paisaje.

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